
Aun cuando más complicado parece que me resulte tener esta imagen interiorizada, más cerca me siento de todo y todos.
Me siento un poco más libre, las piedras del suelo me acompañan sin hacerme daño, solo quieren que las escuche al tocarlas, que no les de la espalda por miedo y yo me dejo estar, me dejo escuchar. Me envuelve la curiosidad, movimientos más ligeros y harmonicos que me ayudan a sentirme yo mismo con una mirada más clara, más llena de luz y aceptando qe la oscuridad, que tanto temor me da, también puede envolverme y solo pretender poner su tenue luz donde brille más para que el repslandor acabe siendo más fuerte, más grande y simplemente más real.
Mientras, yo respiro, siento como me recorre el cuerpo y la imagen se hace más y más grande, completa y sentida, deseante de entrar también en cada respiración y yo, cada vez con unas ganas más imperantes de entrar en ese mundo y comenzar a empaparme de lo que me ofrece, ofrecimiento puro y desatado, noble y altruista.
Sigo respirando...